martes, 29 de octubre de 2013

TE DOY MIS OJOS- ANALISIS

RESUMEN

Pilar se va de la casa en la que vivía con su esposo, con su hijo, porque él la maltrataba y llega a la casa de su hermana, esta le pregunta el porqué de su llegada, pero se alegra y le pide que se quede, a lo que Pilar acepta. Entonces su hermana va a buscar a la casa de Pilar sus cosas y encuentra en reportes de moretones, lesiones y golpes y se asusta, de pronto llega Antonio y le pide explicaciones y esta le dice que su hermana se quedará en su casa. En la noche Antonio va a buscar a su esposa a casa de su hermana, primero se demuestra violento, Pilar le tiene miedo, él quiere que lo deje pasar, después le promete que va a cambiar que le dé una oportunidad, pero al Pilar negarse, este arremete con furia, Pilar muy triste y nerviosa decide cerrar la puerta.
Luego Antonio entró a una terapia de grupo donde le enseñaban a controlar sus impulsos y en la cual había hombres violentos con sus esposas así como él. La hermana de  Pilar le ofreció una oportunidad de trabajo a Pilar en un museo, empezó a trabajar de recepcionista. Antonio decide volver a tener consigo a su mujer enviándole regalos, flores. Hasta que Pilar acepta hablar con Antonio y la trata de convencerla para que regresen a vivir juntos con su hijo, promete que cambiara. Entonces Pilar decide darle la oportunidad, su hermana se casó con un escocés, y no sabía sobre los encuentros que tenían Pilar y Antonio, y cuando se enteró se enojó con ella, porque Pilar le dijo que se regresaría a vivir con Antonio y tuvieron una discusión, luego su hermana y su esposo se fueron lejos por un temporada.

 Las amigas de Pilar vieron una oportunidad de trabajar haciendo visitas guiadas en el museo y Pilar entusiasta quiso tomar el curso para trabajar, pensando que ya todo estaba bien con Antonio. Este estaba en desacuerdo, pero trataba de controlarse, gracias a las terapias grupales con el psicólogo. Un día fue a verla al museo y tuvo celos y cólera de que la miraran.
Luego Antonio llego a casa y le dijo que había ido a verla y que se veía hermosa. Él tenía una libreta en la cual apuntaba todo lo que le sucedía, el color rojo eran para los errores, era el color que estaba más lleno. Llegó un día en que él le estaba llamado al celular y ella no contestaba. Llegó Pilar a casa y le preguntó dónde había estado porque no le contesto el celular y empezó a gritar. Ella le dijo que no se había dado cuenta que seguía apagado, Antonio se altera y la empuja contra la pared, al ver que Pilar tenía mucho miedo y estaba temblando, la dejó. Pasó el día y Pilar le comenta a  Antonio que le habían propuesto  irse a guiar a Madrid, él no quería que fuera, para que se iba  ir, si allí estaban bien. Amaneció y Pilar se está vistiendo, y su esposo la ve muy bien arreglada, la detiene, no la deja ir, la insulta y luego le quita la ropa y la saca desnuda donde todas la puedan ver, ya que él pensaba que a ella le gustaba que la vean. Mientras Pilar lloraba suplicándole que la deje pasar. El abre la mampara, ella pasa y  él al agarra del cuello y la empuja contra la pared, parece que le está asfixiando y ella se orina del miedo, entonces Antonio la deja y le dice que se vista. Es ahí donde Pilar, se va a denunciar la agresión y rompe en llanto, luego desiste de la denuncia. Se va a su hermana y le dice que se quede con su hijo por un tiempo mientras ella consigue dinero para llevarlo. Pilar se fue a casa con sus amigas para que le ayuden a sacar sus maletas, así fue entonces que Pilar decide irse a Madrid y empezar de nuevo.

CONVERSACIÓN IMAGINARIA

Yo: Hola Pilar, ¿cómo te está yendo ahora?
Pilar: Hola, estoy más tranquila, pero siento nostalgia.
Yo: ¿De qué?
Pilar: No sé cómo se encuentra Antonio. Ya son meses que no he oído nada de él.
Yo: ¿Lo extrañas?
Pilar: Pensé que había cambiado cuando volví con él, pero eso fue un gran error, es el padre de mi hijo, pero ya me saqué la venda de los ojos, él seguirá así.
Yo: ¿Cómo toma tu hijo, tu separación?
Pilar: Bueno, él también ha sido víctima, de la violencia de su padre, sé que más grande me llegará a comprender, por ahora me hace preguntas, pero siempre trato de darle más amor, el que ahora no puede recibir de su padre.
Yo: ¿Crees que fue la decisión correcta?
Pilar: Si, me dolía aceptar antes que me quedaba sola, pero ahora he aprendido a que me puedo valer por mi misma, estoy trabajando para mi y para mi hijo y he llenado esos vacíos de mi vida.
Yo: ¿Tu madre que te dice?
Pilar: Ella también aprendió conmigo, creo que dentro de si se ha dado cuenta de los años que perdió con mi padre, pero aun así también me ha enseñado una lección, ella espero tanto tiempo para darse cuenta. Yo aún tengo fuerzas para seguir sola.
.....

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COMENTARIO

Este es el momento en que rompe todo, se rompe la esperanza de Pilar, de que su marido había cambiado, se rompe su dignidad, se quiebra su vida al lado de una hombre que la agredió, la humilló. Lamentablemente muchas veces las mujeres dejamos pasar algunos micromachismos que usan los hombres, los celos, los decirte que no sirves para nada, que todo lo haces mal, la desconfianza, hasta que tiene que llegar un punto en que realmente nos toque y nos arremeta para que nos demos cuenta con la clase de monstruo dormimos, convivimos. En esta historia me identifiqué, a mi madre, a mis hermanas, saber que todas hemos pasado en algún momento por esto, darse cuenta que el miedo te rodea y que llegues a temer al hombre con el que decidiste pasar el resto de tu vida, es fatal, pero nunca es tarde , tengo la suerte de que cada mujer de mi familia se levantó y nos demostramos a nosotras y los demás, lo mucho que valemos y damos solas.

lunes, 14 de octubre de 2013

ANÁLISIS DE VÍDEO 2


RESUMEN



Original cortometraje que denuncia la violencia de género. Si bien es de corte social fue ubicado en la categoría de ficción en los premios Goya por la manera en que está compuesto, repleto de metáforas y simbolismos, lo cual lo hace bastante único, y trascender ya no a una exposición simple de dicha violencia sino a un mensaje más esperanzador, bastante sabido pero pocas veces tomado.

La vida de Julia transcurre en una bañera y se va ahogando con sus penas, con su sufrimiento, con esas ganas de ponerle fin al orden de las cosas. El agua es el sentir de la mujer, la mujer se siente "ahogada" al temer de su marido y temer de quienes la rodean. 

El cinturón simboliza la violencia hacia la mujer. El señor quiere pasar el cinturón a Marquitos, su hijo cuando éste crezca (quiere heredarle la violencia hacia la mujer). Julia esconde el cinturón porque la mayoría de las mujeres que sufren abuso esconden la violencia que están viviendo. Aun asi los familiares de su esposo, intentan enseñarle como se "trata a una mujer", ya que tienes dominadas a sus esposas, y él no puede encontrar su cinturón. Julia no puede hablar, asustada, él no la deja, la golpea, le suplica que le entregue su cinturón, por años transcurre y el cinturón en tal pelea, ya no se desprende.
Al final la mujer decide ser libre y sale de la marea hacia la tierra firme, dejando atrás todas esas generaciones de mujeres que han sufrido la violencia de un hombre.


COMENTARIO

Inútil y triste es esperar que la vida cambie por sí misma porque no existe el valor para cambiar el orden de las cosas, ese orden nefasto que puede envenenar generación tras generación. La esperanza de la que nos hablan en el cortometraje es esa capacidad para tomar grandes decisiones en el momento adecuado y así, impedir una vida de temor, como la decisión que tomó Julia , cambiar el orden de las casa, ya no seguir siendo abusado, dejar de ahogarse en su desesperación, sufrimiento y silencio
Hasta hace apenas treinta años, la dominación, el sometimiento, el abuso y la agresión hacia la mujer por parte de su compañero, no eran reconocidos como delitos y era impensable que el agresor pudiera llegar a ser sometido a la Justicia y procesado. En primer lugar, porque se trataba tan sólo de agresiones hacia mujeres –una insignificancia- y, en segundo término, porque eran delitos que se cometían a puertas cerradas. Pero se sabía que estos avasallamientos a la dignidad humana ocurrían; y ante ellos, eran de recibo –y aún siguen siendo- las actitudes prescindentes, cómodas, y –por qué no decirlo- cómplices, condensadas en el famoso: “No te metas”, o en la  culpabilización de la mujer, para justificar la agresión masculina: “Algo le habrá hecho ella a ese pobre hombre, tan amable, tan simpático...” 
En los últimos quince años, la violencia hacia la mujer, -que es el medio más eficaz que ha encontrado el hombre a lo largo de la historia para asegurar su dominación sobre ella-, pasó a ser materia de preocupación internacional y a considerarse como una violación a los derechos humanos.

Muy agradable y agudo guión, en dónde en pocos momentos se muestra explicita la violencia pero sin embargo, sabemos que existe. Y a veces eso es lo más doloroso, lo que se calla, lo que no se ve.



IMAGEN


La que mas me gustó fue  ultima, donde van apareciendo todas las bañeras y cada una tiene una correa colgando pero la de Julia, esta limpia y las otras están manchadas de negro. A mi parecer representa, el escape de Julia del maltrato del hombre, de dejar sufrir de la violencia y empezar algo nuevo, renovarse sin él, en cambio las demás bañeras son las de sus generación, o de las mujeres de la familia de su esposo que han sido maltratadas y dominadas por los hombres, que no han podido escapar de la correa, es decir la violencia de estos.


viernes, 11 de octubre de 2013

VIOLENCIA MASCULINA EN EL HOGAR: FELIPE ANTONIO RAMIREZ HERNANDEZ


CAPÍTULO 2

CAUSAS DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

LA INTERPRETACIÓN BIOLÓGICA.
La violencia es parte  de la estructura biológica del hombre. Esta postura  supone que, para sobrevivir, el hombre ha  tenido que ser violento y  por lo tanto desarrollar agresividad, por ello se cree que el hombre  esta genéticamente propenso  a serlo, pues es mediante esta violencia como ha podido sobrevivir.
Si la violencia esta predispuesta genéticamente, automáticamente podríamos sugerir que, aunque la otra persona fuera de mayor tamaño o de mayor fuerza, esto no tendría influencia en cuando, como y contra quien se comete esta violencia.  Pero qué pasa cuando sucede lo contrario y ante ciertas características de la  otra pareja, el hombre violento tiende a estar subordinado e intimidado para ejecutar  acciones violentas. ¿Hablamos entonces de una violencia selectiva? o que pasa cuando muchas parejas no son violentas a pesar que tienen la condiciones para hacerlo ¿Qué explicación le podríamos dar ha esto?

LA INTERPRETACIÓN PSICOLÓGICA
·         Problema psicológico o psiquiátrico: El hombre sufre de una  disfunción  psicológica que lo hace sentir vulnerable, inseguro y con baja autoestima, por lo cual  tiene que sobrecompensar mediante la violencia, al enfrentarse con la pareja, para afirmarse un valor. ¿Por qué los hombres que tienen posiciones de poder, un  alto grado académico, suficientes ingresos económicos son violentos? Pues acaso estos, no tuvieron un alta autoestima que les permitieron desarrollarse en tales niveles.
·         Expresión de su enojo ira: La violencia es una forma u modo de expresarlo. Esta teoría supone que el hombre  tiene que aprender a expresar la ira adecuadamente. ¿Si es un modo de expresar el enojo o la ira porque  en  la mayoría de los casos es calculada y no destruye totalmente?
·         Teoría de los sistemas: La pareja es la que está dañada, no solo el hombre. Trata de esclarecer de que manera ambas partes de la pareja participan como responsables de la violencia que existe. Sugiere que ambas personas  tienen que aprender a participar para restablecer el equilibrio del sistema.
·         Psiquiátrica: El hombre tiene una enfermedad mental grave y por eso es violento con su pareja; sugiere que el hombre esta tan dañado, que vive fuera de la realidad. Sus formas de razonamiento están fuera de las normas sociales y por lo tanto se creería que es un psicópata o sociópata.

LA INTERPRETACIÓN  DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO
Se ha creado una división artificial en que se cree que los hombres y las mujeres son diferentes, desde el principio de la humanidad se ha asumido la superioridad del hombre sobre la mujer, y para mantener esa superioridad  y dominio es imperante hacer uso de la violencia, pues de esta manera se impondrá la esclavitud de una persona para que le sirva a otra, la mejor manera es lograrlo a través  de un poder basado  en un modo de dominación cuyo paradigma en el hombre que lo adquiere mediante diversas formas, esta figura la llamamos como  patriarcado. Entender a la violencia  doméstica o intrafamiliar como un problema de control social de un grupo sobre otro, de los hombres sobre las mujeres.
Cada hombre es entrenado desde muy pequeño para ser el hombre- dueño- jefe- padre que tomara algún día el papel de padre que su padre lleva mientras el es niño. Esta decisión esta basada no solamente en el  aprendizaje de lo que se supone que debe ser un hombre, sino en su propia experiencia de haber sobrevivido el mismo al hombre- dueño- jefe- padre en su propia vida. Al identificarse como este, suprime su verdadera identidad y la cambia por una aparente superioridad, una imagen externa que conocemos como machismo. Al creerse superior, por definición va a ser violento para imponerse y mantenerse como dominante.

PAUTAS PARA ENTENDER LA RELACIÓN ENTRE MASCULIDAD Y VIOLENCIA

Las características de la masculinidad están directamente relacionadas con el potencial de violencia del individuo.
Gilmore, la masculinidad es  <<la forma aprobada de ser un hombre adulto en una determinada sociedad>>.
El concepto de masculinidad es nuestras sociedades dicta que el hombre adquiera ciertas características para <<ser hombre>>, <<es un premio  por el que se tiene que luchar>> y las sociedades crean una imagen  de la masculinidad que es elusiva o excluyente porque requiere una aprobación mediante aspectos culturales, rituales o pruebas de habilidad y fortaleza.
Dos factores muy importantes para obtener esta aprobación son la diferenciación y la identificación.

El espacio intelectual y la masculinidad

Es aquel donde se generan ideas para entender lo que está  sucediendo, mediante estructuras simbólicas basadas en definiciones  de las causas de  un hecho, con la utilización de conceptos conocidos, para entenderlo necesariamente se necesita  de procesos emocionales, sin embargo esta última afirmación no la toma en cuenta el hombre porque desde pequeño le hicieron entender que el pensamiento por si solo  es la única forma de entender los hechos.
El espacio intelectual es el más importante para la masculinidad y el hombre violento, porque es ahí donde realmente es el jefe, el superior, el que ordena, nadie en el mundo y sobre todo la pareja le puede demostrar que lo que piensa es erróneo. Su concepto de superioridad existe solamente en su pensamiento y es allí donde puede justificarlo.
Debido a que el hombre violento cree estar siempre en lo correcto, exige que ella apoye incondicionalmente su forma de pensar, esta deberá afirmar o perder de esta manera renunciara a su propia forma de pensar, porque tiene una relación con él y por lo tanto él es el dueño de sus pensamientos.
Dicho esto, es fácil para el hombre justificar sus actos violentos dentro de un marco de análisis, porque en primer lugar usa su propia lógica con sus propias bases, y este análisis no puede ser comprobado o cambiado por otra persona
El lenguaje es también una manera de comprobar su superioridad, todas las groserías están enminadas  a sobajar a la otra persona y mantener al que las dice por arriba de las demás.

El espacio físico y la masculinidad

Principalmente se basa en una prueba empírica, pues muestra  determinadas actitudes   en un contexto - espacio físico que muestran su masculinidad. El hombre compara su fuerza física con la de las mujeres y la mayoría de las veces resulta ser el más fuerte, lo que toma  como evidencia irrefutable de que es superior en todos los aspectos.
Un ejemplo de ello, es en manera de caminar, la manera de vestirse, la manera de expresar su pontencia sexual al momento de acortejar; los deportes también juegan un rol importante pues a través de ellos refuerzan su identidad superior, al ganarles a otros.
En el hogar, comprueba su superioridad al usar la fuerza física  sobre su pareja, toma el espacio físico como si fuera el único que está presente. 

El espacio emocional y masculinidad

Está formado por sentimientos o emociones propias de cada persona, frente a si misma, otras personas y situaciones.
En el caso de los hombres, este espacio emocional es el menos desarrollado, debido a que su lo hace sentir vulnerable, se requiere de flexibilidad para provecharlas, dicho esto la inflexibilidad  que adopten les mantendrá en un estado de control sobre si mismo. Consecuentemente el hombre evita el nivel de acción emocional, se quita su propia individualidad para ajustarse al parámetro social o patrón social de superioridad que le enseñaron. Confunde sus emociones con las expectativas que le marca su grupo social, es decir, con los afectos.


El espacio social y masculinidad
Es aquel  donde se desarrollan  contactos, interacciones e intercambios con otras personas. Para el hombre, este espacio es otra oportunidad para comprobar que es superior.  Percibe a todas las personas  que lo rodean como sujetos de competencia que pueden demostrarle si es superior o no.
El hombre crea relaciones de competencia con otros hombres (los albures) y  tambien  con su pareja (trata de conquistarla siempre para que no sea conquistada por otro).
El hombre violento usa el espacio social como un aspecto que también debe de controlar  de esta manera controla los contactos sociales de su pareja; estos tienen que ser aprobados por el.

 El espacio cultural y la masculinidad
Son las diversas  formas de procesar la realidad de acuerdo con parámetros establecidos mediante el  aprendizaje que el individuo ha recibido en su grupo  social más inmediato: su familia, grupo económico, religioso, educativo, geográfico.
La mayoría de las culturas aceptan que la mujer tiene que ser inferior al  hombre. El hombre crea formas culturales que definen y refuerzan esta supuesta inferioridad de la  mujer los mitos y las tradiciones.
Una forma de cultura en donde los hombres es el que toma las decisiones que van a ser seguidas y apoyadas por las mujeres.

CAUSAS DE LA VIOLENCIA DEL HOMBRE EN EL HOGAR
Dos aspectos están siempre presentes
o   El hombre se cree superior a su pareja y a la naturaleza.
o   Al creerse superior, hace todo lo posible para imponer esta superioridad y la única forma que conoce de hacerlo es ejerciendo un control mediante la violencia.
o   ¿Cuándo ejerce la violencia?, cuando se ve amenazado por no obtener la obediencia esperada.
Recomendaciones para detener la violencia
ü  El hombre necesita aceptar primero que su pareja es igual a el y tratarla como tal (alejarse de la identidad machista de superioridad).
ü  Reconocer y apoyar los espacios de su pareja.
ü  Aprender a relacionarse en una forma cooperativa, igualitaria, equitativa, justa y democrática.

CAPÍTULO 3

EVOLUCIÓN DE UN ACTO DE VIOLENCIA EN EL HOGAR

AUTORIDAD, CONTROL Y DOMINIO

Ningún hombre inicia la relación con su pareja  con la idea de ser violento con ella, pues para ellos  el objetivo principal es tener una relación de intimidad, la cual incluye cariño, compañía, sexo, comprensión, apoyo, la formación de una  familia, etc. .Ante todo ello  da por entendido que su pareja le debe sumisión.

La formación de la autoridad – Los primeros años.
El proceso de formación de la autoridad es muy complejo y empieza desde muy temprano en la vida del hombre. Cada hombre nace con una identidad muy particular e individual que no se ajusta al patrón social, por lo cual se le tiene que  educar para que responda a las normas sociales.
Mientras son pequeños, los seres humanos no cuentan como adultos y no tienen ni voz, ni voto. La persona que implementa esta dinámica es el padre, asi que analizaremos primero esta posición.

El padre
En nuestra sociedad el padre es una imagen de poder, supremacía y sabiduría ala que de debe admirar y respetar a cualquier costo, el padre es el protector y el que tomas la decisiones; por lo tanto es el que sabe más que el resto de la  familia, es un ser desconocido que pasa poco tiempo en el hogar y  tiene poca interacción con los hijos, el que sale a buscar dinero para cubrir las necesidades del hogar; pues es el que decide la dinámica familiar.
La forma de guiar a  sus hijos es asegurarse de enseñarles que están incompletos hasta que lleguen a tener su propia posición como padres, será entonces cuando él pueda habla<<de hombre a hombre>>con su hijo. Antes de esto, el hijo es solo un muchacho que está buscando madurar como lo hizo el padre.

La madre
Es el primer ejemplo que el niño tiene de como los seres humanos se relacionan mediante la imposición, dominación.
Para el niño, la madre sirve de apoyo y practica en su proceso  de aprender su papel, la madre, por su propio entrenamiento enseña al niño por oposición lo que es un hombre.
Cuando sea adulto el niño va actuar bajo patrones, pues  en su experiencia le resulta muy fácil la posición del  padre.

 Las hermanas
Desde muy temprano lo tratan diferente que a las hermanas, le dan más recursos, prioridad y sobre todo lo empiezan a entrenar para que sea el segundo jefe de la casa, en caso de que el padre faltara. Desde muy pequeño aprende que su papel ya está determinado, solo tiene que creer lo suficiente y  tomar su lugar. El único papel que conocerá hasta ese momento es el de la libertad; de explorar; mandar (a las mujeres) y aprender a mantenerse inalcanzable, es un supuesto ser independiente.
Las hermanas le sirven de entrenamiento para llegar a  ser padre, desde que empieza a mandar sobre ellas, se ve a sí mismo  como dueño de los recursos de sus hermanas.

Las primeras relaciones de pareja
La presencia de una mujer en la vida del hombre es muy importante, pues su identidad de superior no puede existir en el vacío. <<Conquistarla>> es un reto para su capacidad de controlar y dominar, y este reto es lo que mantiene viva su imagen de superioridad. Para el, la prueba empírica de su superioridad en cuanto puede cambiar a la mujer.

 La transición
El casamiento  es la transición más grande de la relación. Ya casados, el hombre puede desplegar sus verdaderas intenciones  de ser la autoridad. Una vez que la pareja  ha aceptado <<ser de el>>, puede empezar a imponer abiertamente su papel autoritario.
El hombre considera que casarse es su oportunidad para poner en práctica todo su entrenamiento anterior de ser el padre- jefe de la casa.

Control y dominio
Este proceso se lleva a cabo para asegurar que el hombre va a tener el control de la relación, pues la base de confirmar su autoridad es la capacidad de controlar a su pareja.
En nuestra sociedad, un  hombre es el que tiene dominio y esto lo obtiene al fiscalizar e intervenir para regular las acciones o conductas de otras personas y de el mismo.
 De esta manera el hombre se convierte en controlador y regulador de la dinámica familiar.

El control está compuesto por tres elementos:
1.-Estan las asignaciones del hombre hacia la mujer, o sea el concepto de las tareas y responsabilidades que el hombre espera de ella.
2.-El control es hacerle saber a la mujer lo que el espera de ella, mediante expresiones directas o indirectas.
3.-El control es coercionar a la mujer y por lo general lo hace con el uso de la violencia.

La autoridad
La autoridad del hombre va unida a su deseo de controlar, pues si no pudiera controlar a la mujer no tendría forma de saber si realmente es superior y. Cuando el hombre se cree la autoridad tiene que ser violento y denigrar a la mujer para mantenerse como superior. Cree que por ser autoridad tiene que gastar la menor cantidad posible de su energía para realizar su papel.
 Para controlar a la mujer, el hombre usa el cuerpo de la mujer de tres maneras diferentes: Como objeto sexual, como trabajadora doméstica y la trata como inferior para probarse como autoridad.
  La sexualidad es muy importante para el hombre, pues es la razón por la que se cree superior, por ser hombre. Pertenecer al sexo masculino le comprueba que es superior, pero esta superioridad tiene que ser reforzada para ser real. Por lo tanto no considera la violación de la esposa como tal, sino como un derecho del hombre.
 En el hogar el hombre toma una posición de "jefe" desde la cual espera que se le "respete".
 Para poder mantener su imagen de superioridad, necesita sobajar constantemente a la mujer y por eso ejerce la violencia todo el tiempo.
 Desde el momento en que se concibe a sí mismo como la autoridad, es violento porque descarta la humanidad de otras personas, al no reconocer ni respetar su libertad.

Los servicios
Los servicios son actos que la mujer realiza para satisfacer las asignaciones que el hombre le impone. Los servicios también son una forma de comprobar su autoridad, pues la ejecución de sus órdenes refuerza su creencia de superioridad.
 Los servicios más importantes para el hombre son tres: que refuerce la posición del hombre como autoridad, que la pareja acepte ser posesión del hombre y que le dé sus recursos al hombre.
·         El primer servicio de importancia consiste en confirmar que el hombre es la autoridad y ella es subordinada.
·         El segundo servicio que el hombre demanda de su pareja es que sea exclusivamente una posesión de él. Esto quiere decir que ella debe cambiar muchas o todas las actitudes que él no aprueba, desde su forma de actuar, sus amistades, su sexualidad, su forma de vestir, hasta su forma de pensar y de ser.
·         El tercer servicio toma forma cuando la mujer acepta aportar sus recursos para beneficio del hombre. El hombre deja su pareja que trabaje en el hogar hasta quedar exhausta, además, encuentra muy conveniente su agotamiento físico, porque así no podrá oponérsele.
El hombre percibe las relaciones interpersonales muy cercanas como una lucha o competencia en la que se debe destruir o ser destruido. El hombre no concibe que su relación con su pareja pueda ser positiva, nutritiva, creativa y cooperativa, igualitaria y democrática.

El riesgo fatal
Según Sinclair el riesgo fatal es el momento en que su superioridad ya no le funciona y se encuentra en una situación desesperada y cree estar al borde de la muerte. El hombre que ha basado su identidad y creencias de superioridad en las respuestas de la mujer, está en constante amenaza de que ella no haga lo que él quiere, cuando esto sucede, él siente en peligro su identidad y por lo tanto, el mismo se siente amenazado de muerte.
 El riesgo fatal existe cuando el hombre decide escalar su violencia hacia la mujer. El riesgo fatal no es sólo una idea: el hombre ha sido entrenado para responder con tensión física a los problemas con que se encuentra.

Control y dominio
El hombre tiene dos posibilidades: la primera es aceptar que su pareja está haciendo algo que es más importante para ella en ese momento y hacer él mismo lo que necesita. La otra es reafirmar su superioridad, controlando y dominando a la mujer mediante la violencia.

Violencia emocional
 El hombre hiere los sentimientos de su pareja para forzarla a darle los servicios y aceptar su autoridad.

Violencia verbal
 La violencia verbal tiene tres variantes: cosificar: denigrar y amenazar. Cosificar es minimizar a la mujer, tratarla como si fuera un objeto y el objetivo es quitarle su humanidad.
Denigrarla es quitarle el valor al criticarla, juzgarla y definirla. Las amenazas son promesas de realizar la violencia física.


La decisión de utilizar la violencia física
Para ser violento, el hombre tiene que acercarse a la mujer y esto es violencia física. Existen dos formas de violencia física: contacto directo y contacto alrededor. El contacto directo va desde tocar a la pareja, escupirla, echarle agua, golpearla, empujarla, jalarla, dispararle, etcétera. Violencia alrededor consiste en hacer algo cerca de la pareja para amenazarla, por ejemplo, romper la televisión, patear a las mascotas, golpear las paredes, aventar objetos, etcétera.

VOCABULARIO

Entidad: Valor o importancia que tiene una cosa.
http://es.thefreedictionary.com/entidad

Sistema: Es un conjunto de partes o elementos organizados y relacionados que interactúan entre sí para lograr un objetivo.
http://www.alegsa.com.ar/Dic/sistema.php

Imperante: Que impera o domina.
http://es.thefreedictionary.com/imperante
Sarcástico: Que expresa o implica sarcasmo.
http://es.thefreedictionary.com/sarc%C3%A1stico

Flaquear: Perder fuerza o resistencia física o moral.
http://es.thefreedictionary.com/flaquear

Tautológico: Tautología es un término que proviene de un vocablo griego y que hace referencia a la repetición de un mismo pensamiento a través de distintas expresiones.
http://definicion.de/tautologia/

Albur:
 Suerte o azar al que está sometido un proyecto o un asunto.
http://es.thefreedictionary.com/albur

Psicópata:
Los psicópatas no pueden empatizar ni sentir remordimiento, por eso interactúan con las demás personas como si fuesen cualquier otro objeto, las utilizan para conseguir sus objetivos: la satisfacción de sus propios intereses. No necesariamente tienen que causar algún mal.
La falta de remordimientos radica en la cosificación que hace el psicópata del otro, es decir el quitarle al otro los atributos de persona para valorarlo como cosa es uno de los pilares de la estructura psicopática.

Patriarcado
Es un concepto utilizado por las ciencias sociales, en especial en la antropologíasociologíay en los estudios feministas. Hace referencia a una distribución desigual del poder entre hombres y mujeres en la cual los varones tendrían preeminencia en uno o varios aspectos, tales como la determinación de las líneas de descendencia (filiación exclusivamente por descendencia patrilineal y portación del apellido paterno), los derechos de primogenitura, la autonomía personal en las relaciones sociales, la participación en el espacio público -político o religioso- o la atribución de estatus a las distintas ocupaciones de hombres y mujeres determinadas por la división sexual del trabajo.

Vulnerable
Que puede ser herido o dañado física o moralmente.

Dicotomía
En la lógica tradicional, dicotomía es el desglose o fraccionamiento de un concepto genérico en uno de sus conceptos específicos y su negación. El concepto se refiere asimismo a la ley que establece que ninguna proposición puede ser verdadera y falsa al mismo tiempo.

COMENTARIO

La violencia ha ido degenerando la dignidad de las mujeres, desde tiempos remotos. Se ha perdido hoy en día el amor propio y el amor por los demás, en su capitulo, el autor intenta explicar cuales son las posibles causas de la violencia masculina y los espacios en los que la autoridad o dominio del hombre se ven provocados. En los últimos 25 años, los estudios llevados a cabo en el campo de la violencia doméstica se nutrieron principalmente de los datos proporcionados por las víctimas, en su mayoría mujeres; el acceso por parte de los investigadores a los hombres que ejercen violencia en el ámbito doméstico fue posterior. Muchos mitos cayeron cuando esto sucedió: los hombres violentos no eran los "pobres, borrachos y enfermos" sino que se los encontraba en cualquier sector social, podían o no ser bebedores de alcohol y sus diagnósticos psicopatológicos no revelaban un porcentaje de patologías psíquicas superior al que se puede encontrar la población en general. La violencia ejercida hacia la mujer en el ámbito familiar, en particular la que es ejercida por el hombre con quien convive –su marido o compañero-, o la que es ejercida desde fuera de la familia por el hombre con quien ha convivido, o con quien mantiene una relación de noviazgo, es una expresión de la violencia de género que afecta a un número incalculable de mujeres en todo el mundo, sin distinción de razas, religiones, culturas, edades, clases sociales, niveles educativos, profesiones ni oficios. Los efectos sobre la salud física y mental de las mujeres sometidas a este tipo de violencia son devastadores, y un importante número de ellas corren riesgo de suicidarse o de morir a manos del hombre que las somete.

martes, 1 de octubre de 2013

MONOGRAFÍA: " VIOLENCIA MASCULINA"


ÍNDICE

CAPITULO I : VIOLENCIA MASCULINA

1. PREJUICIO CONTRA LAS MUJERES
    1.1 ESTEREOTIPOS DE GÉNERO
    1.2 ACTITUDES DE GÉNERO

2 VIOLENCIA:
    2.1 DEFINICIÓN
    2.2 SITUACIONES
          2.2.1 EN LA PAREJA
          2.2.1 EN EL NOVIAZGO
          2.2.3 EN LA CONVIVENCIA
    2.3 TIPOS DE VIOLENCIA
          2.3.1 DOMESTICA
          2.3.2 SEXUAL

3. CARACTERÍSTICAS DE LOS HOMBRES VIOLENTOS
    3.1 LAS SIETE P's DE LA VIOLENCIA DE LOS HOMBRES
          3.1.1 PODER PATRIARCAL
          3.1.2 PERCEPCIÓN DE DERECHO A LOS PRIVILEGIOS
          3.1.3 PERMISO
          3.1.4 PARADOJA DEL PODER DE LOS HOMBRES
          3.1.5 PSIQUIS DE LA PERSONALIDAD
          3.1.6 PRESIÓN DE LA MASCULINIDAD
          3.1.7 PASADAS EXPERIENCIAS
    3.2 MASCULINIDAD Y SUS PRACTICAS DOMINANTES
    3.3 MICROMACHISMO

CAPÍTULO II : PREVENCIÓN Y ESTRATEGIAS  
           
1. PREVENCIÓN DE VIOLENCIA MASCULINA
          
2. ESTRATEGIAS PARA TERMINAR CON LA VIOLENCIA MASCULINA

CONCLUSIONES

MARCO TEÓRICO 

1.1 PREJUICIO CONTRA LAS MUJERES
El papel que tradicionalmente han desempeñado hombres y mujeres en nuestra sociedad viene experimentando una importante y desigual transformación. El cambio es especialmente visible y significativo en el caso de las mujeres. Su mayor participación en el mercado laboral; su acceso a todos los niveles educativos; una mayor presencia en la formación y en la cultura y, en menor medida, en los ámbitos de poder y toma de decisiones, están generando unos cambios sociales favorables para el avance de nuestra sociedad hacia la igualdad de mujeres y hombres; cambios que no hubieran sido posibles sin la aportación fundamental de los movimientos feministas y sin el esfuerzo de todas aquellas mujeres que desde el anonimato han trabajado a favor de los derechos del conjunto de las mujeres.
Sin embargo, los datos sobre el mercado laboral, la participación sociopolítica, la realización del trabajo doméstico, la violencia contra las mujeres o la feminización de la pobreza siguen siendo el reflejo de una sociedad desigual y muestran la existencia de una jerarquización en las relaciones y la posición social de los hombres y las mujeres. Esta situación tiene su origen en los estereotipos y patrones socioculturales de conducta en función del sexo que asignan a las mujeres la responsabilidad del ámbito doméstico y a los hombres la del ámbito público, basándose en una muy desigual valoración y reconocimiento económico y social.
La falta de concienciación e implicación, la evasión y en ocasiones el rechazo de los hombres a las cuestiones relacionadas con la igualdad han venido a suponer un lastre en los avances tanto sociales como personales de las mujeres, de los hombres y de la sociedad en su conjunto, así como una limitación difícilmente salvable para las políticas públicas de igualdad.
Existen razones políticas, ideológicas y éticas que llevan a la sociedad a esperar, demandar y apoyar que muchos hombres opten por actitudes, posicionamientos y prácticas más igualitarias. Estas razones tienen que ver con el hecho de que la igualdad es un valor de convivencia y un derecho humano.
Un mismo comportamiento es valorado de forma diferenciada partiendo del sexo de su protagonista. Pero también se educa en potenciar determinadas capacidades de forma distinta. Se corrige así a un niño “demasiado delicado” ya que se aleja del modelo de fortaleza que se asigna al estereotipo masculino.
Hay que tener en cuenta que no se trata de reflexiones conscientes ni creaciones individuales, sino que son el resultante del proceso de socialización sexista, que viene a “naturalizar” los estereotipos de género que al ser creados, compartidos y apoyados por la maquinaria simbólica y estructural de los modelos dominantes, son invisibilizados.
De este modo, a través de la socialización sexista, se logra un alto grado de homogeneidad en cuanto a los comportamientos, inquietudes, sentimientos, formas de relacionarse o expectativas de futuro. Todo esto configura un entramado simbólico y funcional de expectativas e imágenes sociales del “deber ser”, que forma todo un sistema de referencias en el que nos apoyamos para poder construirnos, ya sea acomodándonos o resistiéndonos.
Este “deber ser” son los roles de género, que se definen como un conjunto de normas de comportamiento percibidas, un conjunto de papeles y expectativas, asociados particular
mente como masculinas o femeninas, en un grupo o sistema social determinado. De este modo, a los hombres se les asocia al rol masculino, un rol prestigiado socialmente y relacionado con el ámbito público. Se espera de ellos que sean fuertes, activos, independientes, valientes. Mientras, a las mujeres se les asocia al rol femenino, un rol poco prestigiado y relacionado con el ámbito privado, las tareas del hogar o el cuidado. Se espera de ellas que sean sentimentales, pasivas, dependientes, temerosas.
1.1.1 ESTEREOTIPOS DE GÉNERO
El sexo es una categoría asociada a características biológicas que tienen las personas. De este modo, se establece la división hembra-macho, unas categorías deterministas que no cambian a través del tiempo ni de las culturas.
El género, sin embargo, es una categoría construida social y culturalmente, que viene a definir qué se entiende en cada sociedad y cultura por femenino y masculino. Por tanto, delimita qué valores, conductas y expectativas deben ser propias de los hombres y cuáles propias de las mujeres en ese contexto determinado. Lo femenino y lo masculino se aprende y, por lo tanto, se puede modificar. El género explicaría en nuestra sociedad las desigualdades entre los hombres y las mujeres.
A ser hombre o mujer, niño o niña, se aprende, y esa definición está condicionada incluso antes del nacimiento (cuando se eligen los nombres, se decoran las habitaciones, se compra la ropa…). Los seres humanos están obligados a aprender para ser lo que son, y el aprendizaje de género es una de las más importantes y primeras lecciones que nos enseñan la familia, la escuela, las distintas religiones y la sociedad en la que vivimos. Tal es la importancia de este aprendizaje que sobre él se construyen rasgos fundamentales de la identidad personal. A este proceso de interiorizar, comprender y aceptar las normas y valores colectivos que rigen la convivencia, le llamamos socialización. La eficacia de este proceso reside en que la exigencia de cumplir las mismas es universal (para todas las personas) pero diferenciada y matizada en base a una concepción sexista de la construcción social. Así pues, se premia a quienes cumplen las normas establecidas y se castiga o excluye a quienes no lo hacen.
De este modo, las niñas y los niños son transformados en mujeres y hombres a través de un proceso de socialización que se encarga de fomentar las actitudes que se consideran adecuadas para cada sexo, o bien, de reprimir aquellas que no se ajustan a los roles y estereotipos establecidos.
Este proceso no afecta por igual a todas las personas, no se reproducen los modelos exactos, pero se generan pautas de comportamientos mayoritarios o hegemónicos que tienden a reproducir los estereotipos atribuidos a lo masculino y femenino.
En la sociedad y la cultura en la que vivimos, la socialización acarrea unas serias consecuencias para la vida de las mujeres y los hombres. El sexismo es un limitador natural que reduce las posibilidades de las personas para desarrollar sus capacidades y, por tanto, supone un lastre para la libertad individual y colectiva. La socialización sexista en un sistema patriarcal discrimina y oprime a las mujeres, al mismo tiempo que limita a los hombres.
1.2 VIOLENCIA
1.2.1 DEFINICIÓN DE VIOLENCIA
La violencia es el tipo de interacción humana que se manifiesta en aquellas conductas o situaciones que, de forma deliberada, aprendida o imitada, que provocan o amenazan con hacer daño o sometimiento grave (físico, sexual o psicológico) a un individuo o una colectividad y que según  Galtung (1995) “los afectan de tal manera que limitan sus potencialidades presentes o las futuras.”[1]
El elemento esencial en la violencia es el daño, tanto físico como psicológico. Este puede manifestarse de múltiples maneras (por ejemplo, los estímulos nocivos de los que depende) y asociado igualmente, a variadas formas de destrucción: lesiones físicas, humillaciones, amenazas, rechazo, etc.
Es destacable también el daño (en forma de desconfianza o miedo) sobre el que se construyen las relaciones interpersonales, pues está en el origen de los problemas en las relaciones grupales, bajo formas como la polarización, el resentimiento, el odio, etc., que, a su vez, perjudica las redes sociales y de comunidad.
Otro aspecto de la violencia que hay que tener en cuenta es que no necesariamente se trata de algo consumado y confirmado; la violencia puede manifestarse también como una amenaza sostenida y duradera, causante de daños psicológicos quienes la padecen y con repercusiones negativas en la sociedad.
En otro orden de cosas, cuando la violencia es la expresión contingente de algún conflicto social puede darse de manera espontánea, sin una planificación previa minuciosa.
La violencia puede además ser justa o injusta; legítima o ilegítima; encubierta o abierta; estructural o individual.
Es un comportamiento deliberado, que provoca, o puede provocar, daños físicos o psicológicos a otros seres, y se asocia, aunque no necesariamente, con la agresión física, ya que también puede ser psicológica, emocional o política, a través de amenazas, ofensas o acciones. Algunas formas de violencia son sancionadas por la ley o por la sociedad, otras son crímenes. Distintas sociedades aplican diversos estándares en cuanto a las formas de violencia que son o no son aceptadas.
Por norma general, se considera violenta a la persona irrazonable, que se niega a dialogar y se obstina en actuar pese a quien pese, y caiga quien caiga. Suele ser de carácter dominantemente egoísta, sin ningún ejercicio de la empatía. Todo lo que viola lo razonable es susceptible de ser catalogado como violento si se impone por la fuerza.
Existen varios tipos de violencia, incluyendo el abuso físico, el abuso psíquico y el abuso sexual. Sus causas pueden variar, las cuales dependen de diferentes condiciones, como las situaciones graves e insoportables en la vida del individuo, la falta de responsabilidad por parte de los padres, la presión del grupo al que pertenece el individuo (lo cual es muy común en las escuelas) y el resultado de no poder distinguir entre la realidad y la fantasía.
Según Galtung (2003) “la violencia es como un iceberg, de modo que la violencia visible es solo una pequeña parte del conflicto. Solucionarlo supone actuar en todos los tipos de violencia”[2]
La violencia como fenómeno social se encuentra ligada a la construcción de la identidad masculina en nuestra sociedad. Forma parte del proceso de socialización masculina en mucha mayor medida que en la de las mujeres. Y a pesar de que la violencia física en nuestra sociedad cada vez tiene menos legitimidad, nos encontramos con que persiste su utilización por parte de bastantes hombres.
La violencia es utilizada por algunos hombres contra las mujeres y también, aunque adopte otras formas, como medio de resolver conflictos con otros hombres. En ocasiones, incluso se emplea contra uno mismo. Así pues, algunos hombres ejercen la violencia por entenderla como una herramienta eficaz y legítima para resolver los conflictos, pero también la padecen. Aunque, claro está, la violencia entre hombres no cuenta con los condicionantes socioculturales con que se define la violencia contra las mujeres.
1.2.2 Algunos mitos sobre la violencia contra las mujeres
Existen una serie mitos o ideas deformadas, no probadas y extendidas socialmente en relación a la violencia machista. Se tiende a pensar que sólo un cierto tipo de hombres abusa de sus parejas, mientras que la realidad demuestra que no existe un maltratador típico, y que la edad, la constitución física, la situación social, la religión o el temperamento, no son factores determinantes Se puede hablar de aquellos rasgos mayoritarios o más comunes que la mayoría de los estudios aportan sobre lo que caracterizaría a una parte significativa de los hombres que maltratan.
También se suele afirmar que los maltratadores son enfermos mentales, pero este factor solo afectaría a una minoría de ellos2, mientras que está probado que no se da una relación causa efecto entre la enfermedad mental y la violencia contra las mujeres. A pesar de que algunos maltratadores consumen alcohol y otras drogas3, esto sólo actúa como un factor de riesgo y no como justificación o explicación de la violencia. De hecho, un gran número de hombres violentos atacan a sus parejas cuando están sobrios. Otro mito tiene que ver con la naturaleza “impulsiva” e incontrolada de los hombres que ejercen la violencia cuando, en realidad, la mayor parte de los hombres que abusan de sus parejas no son violentos en otros ámbitos de su vida. Es más, un porcentaje amplio de los hombres maltratadores sólo son violentos en el ámbito familiar4, y presentan la tendencia de considerar que la violencia es legítima a la hora de resolver los conflictos.
La cultura de la desigualdad entre mujeres y hombres está directamente relacionada con el control de la otra persona que ejercen los hombres maltratadores.
Otros factores de riesgo son determinados rasgos psicosociales que presentan algunos hombres, como las dificultades para enfrentar situaciones conflictivas de forma adecuada, sobre todo cuando son de índole personal, o tener poca o nula capacidad para comunicar sus sentimientos y hablar de sus problemas afectivos. El autoritarismo también tiende a ocultar una fuerte inseguridad personal y su correspondiente dependencia emocional, así como a desarrollar actitudes de control, vigilancia y celos hacia su pareja.
Como señala Rubén Mejía, “la masculinidad típica es un modelo inalcanzable, una fuente de frustraciones aislamiento y desconocimiento que lleva al varón a tener que andar demostrándose, por ejemplo, a través de comportamientos arriesgados o de la complicidad…Esto ocurre porque se siguen experimentando sentimientos que no se pueden ni reprimir ni dominar y, a menudo, ni siquiera identificar”.
1.2.2 SITUACIONES
1.2.2.1 EN EL NOVIAZGO
Cuando un hombre encuentra a una mujer, esconde su machismo y muchas de sus debilidades y problemas, y muestran una personalidad muy diferente a la que realmente tiene. Para èl, el amor es adaptarse a los parámetros sociales que tienen que jugar èl mismo y la mujer.
La violencia contra la pareja no empieza en el momento en que decide golpearla, sino desde que la controla y le miente para que se convierta en su pareja. Para èl es muy importante que acepte ser “suya”, porque esto reafirma su masculinidad ante si mismo y ante la sociedad.
La relación llega a un punto en que tiene que avanzar con las normas sociales, entonces se casan, se unen o se separan. El casamiento es la transición más grande de la relación. Una vez que la pareja ha aceptado “ser de él” puede empezar a imponer abiertamente su papel autoritario. El hombre considera que casarse es su oportunidad para poner en práctica el padre-jefe de la casa.
El control y dominio se lleva a cabo para asegurarse que el hombre va a tener el control de la relación, un hombre es el que tiene dominio, mando, fiscalizar e intervenir para regular las acciones o conductas de otras personas y de èl mismo.
Constantemente tiene que comprobar que èl es quien controla y que es hombre.
Este control, se divide en:
-     En primer lugar, el concepto de las tareas y responsabilidades que el hombre espera de ella.
-      El segundo, es hacerle saber a la mujer lo que èl espera de ella.
-      La tercera, el control es coercionar a la mujer.
La autoridad va unida a su deseo de controlar. Necesita tenerlo, tiene como fin asegurarse de que la pareja será “una buena mujer”. El objetivo no es solo una forma de crearse una imagen de sì mismo, sino usar también los recursos de la mujer.
Cuando el hombre se cree la autoridad tiene que ser violento y denigrar a la mujer para mantenerse como superior.
El objetivo final es usar los recursos físicos, intelectuales, emocionales, sociales y espirituales de la mujer para probarse que es superior y a la vez esquivar tareas que no quiere hacer.
Necesita asegurarse de obtener beneficios de esa posición y esto lo hace al obtener servicios de su pareja. Son actos que la mujer realiza para satisfacer las asignaciones que el hombre le impone. Pues la ejecución de sus órdenes refuerza su creencia de superioridad.
-          Primer servicio: confirmar que el hombre es la autoridad y ella es subordinada.
-          Segundo servicio: que el hombre demanda de su pareja es que sea exclusivamente una posesión de èl. (celos)
-          Tercer servicio: la mujer acepta aportar sus recursos para beneficio del hombre.
Todo organismo necesita aprender y desarrollar conductas de equilibrio que le permitan sobrevivir en el ambiente. La masculinidad es entonces un mecanismo de regulación social que ignora las necesidades del individuo y de su medio ambiente.
Cuando la mujer intenta separarse del hombre violento, es cuando más riesgo corre. El hombre solo sabe ser competitivo, y cuando tiene que relacionarse de otra manera no sabe qué hacer.
Es así cuando el hombre gasta toda su energía tratando de poner en práctica las expectativas sociales de superioridad, pero termina suprimiendo sus reguladores ecológicos.
El riesgo fatal es el momento en que su superioridad ya no le funciona y se encuentra en una situación desesperada y cree estar al borde de la muerte.
En primer lugar pierde su identidad, que está basada en la capacidad de controlar a su pareja. En ese momento el hombre siente que tiene que luchar para recuperar su identidad de superior, su supervivencia y control, y lo hace de manera violenta.
El riesgo fatal no es solo una idea. El cuerpo responde como si el hombre se encontrara en una situación totalmente desesperada, ante todas estas señales el hombre puede detenerse y tomar la decisión de no ser violento.
1.2.2.3 EN LA CONVIVENCIA
Para ser violento, el hombre tiene que acercarse a la mujer, y esto ya es violencia. Existen dos formas; la de contacto directo y violencia alrededor.
Contacto directo: desde tocar a la pareja, escupirla, echarle agua, golpearla, empujarla, jalarla, dispararle, etc.
Violencia alrededor: consiste en hacer algo cerca de la pareja para amenazarla.
Una vez que utiliza la violencia pata doblegar a la mujer, comprueba que es superior y detiene su violencia cuando ha obtenido lo que quería.
Cuando el hombre se cree la autoridad tiene que ser violento y denigrar a la mujer para mantenerse como superior.
El objetivo final es usar los recursos físicos, intelectuales, emocionales, sociales y espirituales de la mujer para probarse que es superior y a la vez esquivar tareas que no quiere hacer.
Necesita asegurarse de obtener beneficios de esa posición y esto lo hace al obtener servicios de su pareja. Son actos que la mujer realiza para satisfacer las asignaciones que el hombre le impone. Pues la ejecución de sus órdenes refuerza su creencia de superioridad.
-          Primer servicio: confirmar que el hombre es la autoridad y ella es subordinada.
-          Segundo servicio: que el hombre demanda de su pareja es que sea exclusivamente una posesión de èl. (celos)
-          Tercer servicio: la mujer acepta aportar sus recursos para beneficio del hombre.
Todo organismo necesita aprender y desarrollar conductas de equilibrio que le permitan sobrevivir en el ambiente. La masculinidad es entonces un mecanismo de regulación social que ignora las necesidades del individuo y de su medio ambiente.
Cuando la mujer intenta separarse del hombre violento, es cuando más riesgo corre. El hombre solo sabe ser competitivo, y cuando tiene que relacionarse de otra manera no sabe qué hacer.
Es así cuando el hombre gasta toda su energía tratando de poner en práctica las expectativas sociales de superioridad, pero termina suprimiendo sus reguladores ecológicos.
El riesgo fatal es el momento en que su superioridad ya no le funciona y se encuentra en una situación desesperada y cree estar al borde de la muerte.
En primer lugar pierde su identidad, que está basada en la capacidad de controlar a su pareja. En ese momento el hombre siente que tiene que luchar para recuperar su identidad de superior, su supervivencia y control, y lo hace de manera violenta.
El riesgo fatal no es solo una idea. El cuerpo responde como si el hombre se encontrara en una situación totalmente desesperada, ante todas estas señales el hombre puede detenerse y tomar la decisión de no ser violento.
1.2.3 TIPOS DE VIOLENCIA
1.2.3.1 DOMÉSTICA

1. 2.3.2 SEXUAL
      
1.3. CARACTERÍSTICAS DE LOS HOMBRES VIOLENTOS
1.3.1 LAS SIETE P's DE LA VIOLENCIA DE LOS HOMBRES
1.3.1.1 PODER PATRIARCAL       
Los actos individuales de violencia de los hombres ocurren dentro de lo que Kaufman, M. (1999) describe como "la tríada de la violencia de los hombres"[3]. La violencia de los hombres contra las mujeres no ocurre en aislamiento, sino que está vinculada a la violencia de los hombres contra otros hombres y a la interiorización de la violencia; es decir, la violencia de un hombre contra sí mismo. De hecho, las sociedades dominadas por hombres no se basan solamente en una jerarquía de hombres sobre las mujeres, sino de algunos hombres sobre otros hombres. La violencia o la amenaza de violencia entre hombres es un mecanismo utilizado desde la niñez para establecer ese orden jerárquico.
Un resultado de ello es que los hombres "interiorizan" la violencia — o quizás sea que las demandas de la sociedad patriarcal estimulan instintos biológicos que, de lo contrario, permanecerían relativamente dormidos o serían benignos. La consecuencia no es solamente que niños y hombres aprendan a utilizar selectivamente la violencia, sino también, a transformar una gama de emociones en ira, la cual ocasionalmente se torna en violencia dirigida hacia sí mismos, como ocurre, por ejemplo, con el abuso de sustancias y las conductas autodestructivas.
Esta tríada de la violencia de los hombres –cada forma de violencia ayudando a crear las otras– ocurre dentro de un ambiente que nutre la violencia: la organización y las demandas de las sociedades patriarcales o dominadas por hombres.
Lo que ha dado a la violencia su arraigo como una forma de hacer negocios, lo que la ha naturalizado como una norma de facto en las relaciones humanas, es la manera en que ha sido articulada en nuestras ideologías y estructuras sociales. Dicho sencillamente, los grupos humanos crean formas auto-perpetuadoras de organización social e ideologías que explican, dan significado, justifican y alimentan estas realidades creadas.
La violencia también es tejida en estas ideologías y estructuras por la sencilla razón de que les ha representado enormes beneficios a grupos particulares: en primer lugar, la violencia (o al menos la amenaza de violencia) ha ayudado a conferir a los hombres (como grupo) una rica gama de privilegios y formas de poder. Si, de hecho, las formas originales de jerarquía y poder sociales son aquéllas que se basan en el sexo, entonces esto formó, hace tiempo, un modelo para todas las formas estructuradas de poder y privilegios que otros disfrutan como resultado de la clase social o el color de la piel, la edad, la religión, la orientación sexual o las capacidades físicas. En tal contexto, la violencia o la amenaza de ésta se convierten en un medio para asegurar el disfrute continuo de privilegios y de ejercicio de poder. Es, a la vez, un resultado y el medio hacia un fin.
1.3.1.2 PERCEPCIÓN DE DERECHO A LOS PRIVILEGIOS
La experiencia individual de un hombre que ejerce violencia puede no girar en torno a su deseo de mantener el poder. Su experiencia consciente no es la clave aquí. Por el contrario, tal como el análisis feminista ha señalado repetidamente, tal violencia es a menudo la consecuencia lógica de la percepción que ese hombre tiene sobre su derecho a ciertos privilegios. Si un hombre golpea a su esposa porque ella no tuvo la cena a tiempo sobre la mesa, no lo hace sólo para asegurar que no vuelva a ocurrir; es también una indicación de que percibe tener el derecho a que alguien le sirva. Otro ejemplo es el hombre que ataca sexualmente a una mujer durante una cita: esto tiene que ver con su percepción del derecho al placer físico, aun cuando ese placer sea enteramente unilateral. En otras palabras, tal como muchas mujeres han señalado, no son sólo las desigualdades de poder que conducen a la violencia, sino una percepción consciente o a menudo inconsciente del derecho a los privilegios.
1.3.1.3 PERMISO
Indiferentemente de las complejas causas sociales y psicológicas de la violencia de los hombres, ésta no prevalecería si no existiera en las costumbres sociales, los códigos legales, la aplicación de la ley y ciertas enseñanzas religiosas, un permiso explícito o tácito para ejercerla. En muchos países, las leyes sobre la violencia contra las esposas o la violencia sexual son relajadas o inexistentes; en muchos otros, las leyes apenas son aplicadas; y en otros más hay leyes absurdas, como en los países donde una denuncia de violación sólo puede ser perseguida si existen varios testigos masculinos o donde no se toma en cuenta el testimonio de la mujer.
En tanto, los actos de violencia de los hombres o la agresión violenta (en este caso, usualmente contra otros hombres) son celebrados en los deportes y el cine, en la literatura y la guerra. La violencia no sólo es permitida; también se glamoriza y se recompensa. La raíz histórica misma de las sociedades patriarcales es el uso de la violencia como un medio clave para resolver disputas y diferencias, ya sea entre individuos, grupos de hombres o, más tarde, naciones.
1.3.1.4 PARADOJA DEL PODER DE LOS HOMBRES
Aquí necesitamos revisar las paradojas del poder de los hombres o lo que yo he denominado “las experiencias contradictorias del poder entre los hombres".
Las formas en que los hombres hemos construido nuestro poder social e individual son, paradójicamente, la fuente de una fuerte dosis de temor, aislamiento y dolor para nosotros mismos. Si el poder se construye como una capacidad para dominar y controlar, si la capacidad de actuar en formas "poderosas" requiere de la construcción de una armadura personal y de una temerosa distancia respecto de otros, si el mundo mismo del poder y los privilegios nos aparta del mundo de la crianza infantil y el sustento emocional, entonces estamos creando hombres cuya propia experiencia del poder está plagada de problemas incapacitantes.
Esto ocurre particularmente porque las expectativas interiorizadas de la masculinidad son en sí mismas imposibles de satisfacer o alcanzar. Éste bien podría ser un problema inherente al patriarcado, pero parece ser especialmente cierto en una era y en culturas donde los rígidos límites de género han sido derribados. Ya se trate de logros físicos o financieros, o de la supresión de una gama de emociones y necesidades humanas, los imperativos de la hombría (en contraposición a las simples certezas de la masculinidad biológica) parecen requerir de vigilancia y trabajo constantes, especialmente para los hombres más jóvenes.
Las inseguridades personales conferidas por la incapacidad de pasar la prueba de la hombría, o simplemente la amenaza del fracaso, son suficientes para llevar a muchos hombres, en particular cuando son jóvenes, a un abismo de temor, aislamiento, ira, autocastigo, autorrepudio y agresión.
Dentro de tal estado emocional, la violencia se convierte en un mecanismo compensatorio. Es la forma de reestablecer el equilibrio masculino, de afirmarse a sí mismo y afirmarles a otros las credenciales masculinas de uno. Esta expresión de violencia usualmente incluye la selección de un blanco que sea físicamente más débil o más vulnerable. Podría ser un niño, una niña o una mujer, o bien grupos sociales como hombres homosexuales, o una minoría religiosa o social, o inmigrantes, quienes son blancos fáciles de la inseguridad y la ira de hombres individuales, especialmente debido a que tales grupos a menudo no han recibido protección legal adecuada. (Este mecanismo compensatorio está claramente indicado, por ejemplo, en la mayoría de ataques a homosexuales cometidos por grupos de hombres jóvenes en un periodo de sus vidas en que experimentan el mayor grado de inseguridad respecto a pasar la prueba de la hombría.)
Lo que permite la violencia como un mecanismo compensatorio individual ha sido una amplia aceptación de ésta como un medio para solucionar diferencias y afirmar el poder y el control. La han posible el poder y los privilegios que los hombres han gozado, lo codificado en las creencias, las prácticas, las estructuras sociales y las leyes.
La violencia de los hombres en sus múltiples formas es, entonces, el resultado tanto del poder de los hombres como de la percepción de su derecho a los privilegios, el permiso para ciertas formas de violencia y el temor (o la certeza) de no tener poder.
1.3.1.5 PSIQUIS DE LA PERSONALIDAD
La violencia de los hombres es también el resultado de una estructura de carácter típicamente basada en la distancia emocional respecto de otros. Tal como muchas personas hemos sugerido, las estructuras psíquicas de la masculinidad son creadas en tempranas pautas de crianza que a menudo son tipificadas por la ausencia del padre y de hombres adultos — o, al menos, por la distancia emocional de los hombres. En este caso, la masculinidad es codificada por la ausencia y construida al nivel de la fantasía. Pero aun en aquellas culturas patriarcales donde la presencia del padre es mayor, la masculinidad es codificada como un rechazo a la madre y a la feminidad, es decir, un rechazo a las cualidades asociadas con los cuidados y el sustento emocional. Según han hecho notar varias psicoanalistas feministas, esto crea rígidas barreras del ego o, en términos metafóricos, una fuerte armadura.
El resultado de este complejo y particular proceso de desarrollo psicológico es una habilidad disminuida para la empatía (la experiencia de lo que otras personas están sintiendo) y una incapacidad para experimentar las necesidades y los sentimientos de otras personas como algo necesariamente relacionado a los propios. Los actos de violencia contra otra persona son, por tanto,4 posibles. ¿Cuán frecuentemente escuchamos a un hombre decir que él “realmente no lastimó” a la mujer a quien golpeó? Sí, él se está justificando, pero parte del problema es que puede no experimentar realmente el dolor que está provocando. ¿Cuán a menudo escuchamos a un hombre decir “ella quería tener sexo”? De nuevo, puede estar justificándose, pero esto también podría ser un reflejo de su disminuida capacidad para leer y comprender los sentimientos de otra persona.
1.3.1.6 PRESIÓN DE LA MASCULINIDAD
Muchas de nuestras formas dominantes de masculinidad dependen de la interiorización de una gama de emociones y su transformación en ira. No  se trata sólo de que el lenguaje de las emociones de los hombres sea frecuentemente mudo o que nuestras antenas emocionales y nuestra capacidad para la empatía estén un tanto truncadas. Ocurre también que numerosas emociones naturales han sido descartadas como fuera de límites e inválidas. Aunque esto tiene una especificidad cultural, es bastante típico que los niños aprendan, a una temprana edad, a reprimir sentimientos de temor y dolor. En el campo de los deportes enseñamos a los niños a ignorar el dolor. En casa les decimos que no lloren y que actúen como hombres. Algunas culturas celebran una masculinidad estoica. (Y debo enfatizar que los niños aprenden todo esto para sobrevivir: de ahí la importancia de que no culpemos al niño o al hombre individual por los orígenes de sus conductas actuales, aun cuando, a la vez, le responsabilicemos por sus actos.)
Por supuesto, como humanos seguimos experimentando incidentes que provocan una respuesta emocional. Pero los mecanismos usuales de la respuesta emocional, desde la vivencia real de una emoción hasta la expresión de los sentimientos, sufren un corto circuito a variados grados entre muchos hombres. Sin embargo, de nuevo para muchos hombres, la única emoción que goza de alguna validación es la ira. El resultado es que una gama de emociones es canalizada en la ira. Aunque tal canalización no es exclusiva de los hombres (ni es el caso para todos los hombres), en algunos no son inusuales las respuestas violentas ante el temor y el sufrimiento, ante la inseguridad y el dolor, ante el rechazo y el menosprecio.
Esto es particularmente cierto cuando el sentimiento producido es el de no tener poder. Tal sentimiento sólo exacerba las inseguridades masculinas: si la masculinidad es una cuestión de poder y control, no ser poderoso significa no ser hombre. De nuevo, la violencia se convierte en el medio para probar lo contrario ante sí mismo y ante otros.
1.3.1.7 PASADAS EXPERIENCIAS
Para algunos hombres, todo esto se combina con experiencias más flagrantes. Demasiados hombres en el mundo crecieron en hogares donde la madre era golpeada por el padre. Crecieron presenciando conductas violentas hacia las mujeres como la norma, como la manera de vivir la vida. Para algunos, esto tiene como consecuencia una repulsión hacia la violencia, mientras en otros produce una respuesta aprendida. En muchos casos ocurren ambas cosas: hombres que utilizan la violencia contra las mujeres a menudo experimentan un profundo repudio por sí mismos y por sus conductas.
Pero la frase "respuesta aprendida" es casi demasiado simplista. Los estudios han mostrado que niños y niñas que crecen presenciando violencia tienen muchas más probabilidades de actuar violentamente. Tal violencia puede ser una forma de recibir atención; puede ser un mecanismo de manejo, una forma de exteriorizar sentimientos imposibles de manejar. Estos patrones de conducta van más allá de la niñez: muchos de los individuos que terminan en programas para hombres que utilizan la violencia fueron testigos de abusos contra su madre o los sufrieron ellos mismos.
Las experiencias pasadas de muchos hombres también incluyen la violencia que ellos mismos han padecido. En numerosas culturas, aunque los niños pueden tener la mitad de probabilidades de las niñas de experimentar abuso sexual, para ellos es doble la probabilidad de ser objeto de abuso físico. De nuevo, esto no produce un resultado fijo, y tales resultados no son exclusivos de los niños. Pero en algunos casos estas experiencias personales inculcan profundos patrones de confusión y frustración, en los que los niños han aprendido que es posible lastimar a una persona amada y donde sólo las manifestaciones de ira pueden eliminar sentimientos de dolor profundamente arraigados.
Finalmente, está el amplio ámbito de la violencia trivial entre niños que, en la infancia, no parece en absoluto insignificante. En muchas culturas, los niños crecen con experiencias de peleas, de hostigamiento y brutalización. La mera sobrevivencia requiere, para algunos, aceptar e interiorizar la violencia como una norma de conducta
1.3.2 MASCULINIDAD Y SUS PRÁCTICAS DOMINANTES
1.3.3 MICROMACHISMOS
Para poder hacer aclaraciones Bonino explica a un poco a cerca de Poder y Género basándose en los pensamientos de Foucault y en estudios feministas que fueron aplicados en parejas  con o sin hijos; el poder es algo que se ejerce mediante interacciones y que, por lo general,  opresivo.
Ahora se podría preguntar ¿por qué el hombre es el que ejerce el poder? Por una sola y complicada razón: el medio sociopatriarcal en el que vivimos. Desde que es pequeño se le enseña al hombre que por el sólo hecho de ser hombre él tiene derecho de mandar, de dominar siempre. Esto dominio de género se sigue en pie porque la mujer sigue dedicándose solo al trabajo doméstico, no sabes zafarse de lo que por ser género (femenino) les toca: lavar, planchar, cocinar, ver a los hijos, etc. para que la mujer no se sienta tan mal el hombre le hace creer que ella también es dueña de un poder, del poder afectivo, el poder de cuidar a los niños y entender las necesidades del marido antes que este diga algo; pero, ¿será realmente un poder? Estos son los llamados pseudopoderes, utilizados por el hombre para que la mujer “crea” que ella también tiene poder, lo nunca ve la mujer cae en cuenta la mujer es que está haciendo precisamente lo que él quiere que haga a cambio de algún reconocimiento por su eficiencia. Ahora, no se puede negar que existen mujeres dominadas y dominantes otro tanto pasa con los hombres pero se debe reconocer que la dominación mayormente la ejercen los varones. Los micromachismos (mM) son un gran ejemplo de superioridad y dominación masculina.
Aclarando conceptos: Bonino define a los micromachismos como microviolencias o comportamientos invisibles de violencia y dominación dentro de las relaciones de pareja y los clasifica en: coercitivos, encubiertos y de crisis. Aquí se definirá que significa cada uno de ellos y cuáles son los subgrupos que los conforman. Estos micromachismos son utilizados por el hombre con el fin de mantener su posición como “hombre de la casa” para enseñar a la mujer “su” lugar dentro de la misma y para aprovecharse de ella en cuanto a los trabajos domésticos y su cuidado maternal. Lamentablemente pueden pasar muchos años sin que ella se percate de que está siendo abusada y si llega a darse cuenta lo que, por lo general, hará la mujer es conformarse con lo que le toca porque es realmente difícil zafarse de la violencia de género t aquellas mujeres que lo logran son dignas de admirar.
Entonces, ¿qué busca el hombre al ejercer estos mM? Sencillo, el hombre de esta manera reafirma el poder de género que le otorga lo sociedad por el solo hecho de ser hombre, la reafirmación de su identidad masculina y el sometimiento de la mujer volviéndola dependiente e insegura. Los mM pueden parecer normales y cotidianos a simple vista por el mismo tiempo que ha venido desarrollándose; desde que uno es pequeño en el caso de los varones les enseñan que son ellos los que mandan y que existe una enorme diferencia entre ellos y las mujeres: ellas son débiles y llorar, ellos no. Ellos tienen prohibido llorar y sentir. Podría decirse entonces que los mM son resultado de la crianza patriarcal que se les dan a los varones y como no conocen otra cosa incluso los hombres afectivos suelen utilizar este tipo de mM y no necesariamente se dan cuenta de ello, es un poco complicado confrontar al hombre con este tipo de violencia ya que, prácticamente, se está echando abajo toda una vida de enseñanzas y creencias en cuanto al poder del hombre sobre la mujer.
Categorías de los Mm:
Micromachismos coercitivos (directos):
Los varones hacen uso de fuerza: moral, económica o hasta de su propia personalidad, para doblegar a la mujer de manera que esta se sienta desdichada y sin poder de decisión. He aquí algunas características del mM coercitivo:
-          Intimidación: esta consiste en la insinuación del tipo verbal o gestual (una mirada, mostrar la mano empuñada) de que si la mujer no hace lo que el varón quiere algo va a pasar; para que la intimidación se lleve a cabo el varón debe dar alguna muestra de poder abusivo, sexual o económico.
-           Control de dinero: el varón es el que quiere monopolizar el dinero consiguiendo, de esta forma, que la mujer se vuelva dependiente de él; sin reconocerle además lo que vendría a suponer un valor económico a la crianza de los hijos y el trabajo en el hogar.
-           No participación en lo doméstico: se trata de delegar todo el trabajo doméstico a las mujeres. Los varones lo utilizan con el pretexto de que “esas son cosas de mujeres”  y que ellos son los “que llevan el pan a la casa”. La misma excusa manejan los varones que viven en donde la que trabaja es la mujer, dejándole a ella no sólo el trabajo de la casa, sino también el de mantener la misma.
-           Uso expansivo-abusivo del espacio físico y del tiempo para sí: los hombres ocupar siempre, el sillón más cómodo, pasan más tiempo viendo televisión o en la computadora de lo que pasan con sus hijos (si los tuvieran), dejándole a la mujer (¡otra vez!) el trabajo doméstico; además el hombre prefiere, al salir del trabajo, salir con sus amigos, imposibilitando que al mujer haga otra cosa que no sea dedicarse al hogar.
-           Insistencia abusiva: el hombre insiste tanto en algo que la mujer se somete por cansancio y así ya no defiende sus derechos.
-           Imposición de intimidad: cuando el hombre obliga a la mujer a tener intimidad con él.
-           Apelación a la “superioridad” de la “lógica” varonil: el hombre busca siempre tener la razón a la hora de las discusiones, somete de tal manera a la mujer que termina saliéndose con la suya.
-           Toma o abandono repentinos del mando de la situación: el hombre toma las decisiones sin tan siquiera consultar a la mujer, por lo general son decisiones a las que él no puede negarse o decisiones de último minuto.
Micromachismo Encubiertos (de control oculto, indirecto):
Las mujeres no se percatan del abuso cometido en su contra, el varón la obliga a hacer lo que él quiere pero de manera afectiva esto confunde  a la mujer, siente impotencia y culpa
-           Abuso de la capacidad femenina de cuidado: el hombre aprovecha y desgasta la energía de la mujer para beneficio de él, la mujer cumple roles y obligaciones como mamá, esposa, secretaria, etc.; este mM es conocido también como “vampirismo”. Entre los más comunes encontramos:
         Maternalización de la mujer, se trata de convencer a la mujer de que su prioridad es tener hijos y no el desarrollarse como profesional. El hombre dice “seré buen padre” y cuando nace el niño, por lo general, se desatiende de este delegando (una vez más) toda la responsabilidad a la mujer.
         Delegación de trabajo de cuidado de los vínculos y las personas: estos son vínculos muy importantes (hijos, suegros o amigos de familia) pero el varón le deja toda la responsabilidad a la mujer ya que sostiene que todo lo doméstico y lo que tenga que ver con conexiones sentimentales le conciernen solo a ella.
         Requerimientos abusivos solapados: llamados también pedidos “mudos” o implícitos que se dan generalmente cuando el varón se enferma, al delegar el cuidado de los hijos (los de la pareja o los de un primer matrimonio), en las exigencias a la hora de la comida. No hay derecho a reclamos porque con el rol que desempeña él ya “hace bastante”.
-           Creación de falta de intimidad: los hombres de por si tienen dificultad con las relaciones de intimidad pero aparte de ello utilizan trucos que impiden la conexión de la pareja y así no pierden su poder sobre la mujer. Le hace creer a la mujer que él es quien maneja la situación, que decide por ella. La convence de que lo que único que importa es el bienestar de él y que la intimidad es algo secundario. Se consideran los siguientes grupos:
         Silencio: muy al margen del motivo por el cual el hombre prefiere mantenerse callado, esto le da a él un complejo de superioridad sobre la mujer; al no hablar no se siente obligado a dar explicaciones, luego el hombre le niega  la mujer información sobre él y lo que hace. El hombre utiliza monosílabos, da respuestas automáticas, (carentes de afecto) o simplemente se queda en silencio y se molesta por la insistencia de la mujer por abrir paso a la comunicación.
         Aislamiento y puesta de límites: esto suele ponerse en práctica cuando el hombre quiere evitar el contacto con la mujer; el aislamiento se puede dar si el hombre se encierra en algún lugar de la casa o si se ensimisma en sus pensamientos. La puesta de límites consiste en enojarse ante el pedido de la mujer para obtener información; puede ir acompañada de frases como: ¡déjame en paz!, ¡me tienes harto!, etc., estas frases tienen mucha influencia sobre las víctimas del mM. Dentro de este grupo encontramos la siguiente frecuencia: aislamiento-ira con ira-más aislamiento.
         Avaricia de reconocimiento y disponibilidad: en este aspectos los hombres son egocéntricos y no le brindan afecto a las mujeres lo cual hace que las dependientes se vuelvan más dependientes aun. Lo más común aquí es escuchar: “si sabes que te quiero, ¿para qué quieres que te lo diga?”.
         Inclusión evasiva de terceros: los hombres invierten el poco tiempo que disponen en reuniones con amigos o familia, evitando así el momento de intimidad con la mujer.
-           Seudointimidad: el hombre manipula el diálogo para su beneficio:
         Comunicación defensiva-ofensiva, el hombre en vez de comunicarse ataca a la mujer y no da pie a negociaciones.
         Engaños y mentiras, los hombres ocultan la verdad para aprovechar ventajas que de ser descubierto perdería. Suele incumplir promesas, negar lo evidente (infidelidades, a veces); como mentira podemos encontrar: el uso del dinero, excusas por llegar tarde a casa. Todo esto limita a la mujer a un acceso de información igualitario.
-           Desautorización: los hombres creen tener la razón en todo por lo cual tienden a menospreciar y desvalorizar a la mujer. Dentro de este grupo encontramos los siguientes subgrupos:
         Descalificaciones, los hombres vejan las actitudes de la mujer; ridiculizan o le restan importancia a sus opiniones, les dicen cosas tales como: “¡tú exageras!” o “¡tú estás loca!”.
         Negación de lo positivo, la mujer no tiene ningún tipo de reconocimiento o valoración por parte del hombre.
         Colusión de terceros, este es el intento del hombre por desautorizar y someter a la mujer, mediante la alianza con amigos a familiares de ella, sacando a relucir historias o secretos que pueden lastimarla.
         Terrorismo misógino, los hombres tratan a la mujer como objeto, desmeritando sus valor como mujer-persona. Hacen comentarios hirientes o reproches, generalmente en público para paralizarla y que no pueda defenderse.
         Autoalabanzas y autoadjudicaciones, los hombres se creen superiores a las mujeres aun en los quehaceres domésticos; también adquieren objetos mejores que los que tiene la mujer porque ella “no puede cuidarlos” o “no sabe de esas cosas”.
-           Paternalismo: Intento del hombre por aniñar a la mujer, poniéndose el como una imagen paterna (que la va a proteger), él no tolera que la mujer sea independiente y autónoma.
-           Manipulación emocional: el afecto no se utiliza con intensión de intimidad sino como instrumento para seguir manteniendo el control de la relación, el hombre vuelve a la mujer dependiente de él y la vuelve insegura de si misa. Podemos destacar las siguientes manipulaciones:
         Culpabilización–Inocentización, el hombre culpa a la mujer de todo lo que pasa en casa, de lo que le pasa a él e incluso la culpa si ella se molesta por lo que él le hace o porque ella es capaz de disfrutar la compañía de otras personas; mientras tanto él se hace la víctima y así se limpia de toda culpa.
         Dobles mensajes afectivos, esto lo hacen los hombres con fines manipulativos. El hombre transmite mensajes cariñosos con el fin de conseguir algo (seducción manipulativa); también podría decir “si no haces esto por mí, es porque no me quieres” (elección forzosa).
         Enfurruñamiento, son reproches implícitos se notan en la expresión corporal. El ejemplo más común es cuando la mujer sale sola a la calle (esto, de por sí, la hace sentir mal) y él dice “no me importa que salgas sola a la calle” con un evidente fastidio en el rostro.
-           Autoindulgencia y autojustificación: el hombre, para variar le relega todo el trabajo doméstico a la mujer, justificándose siempre (eso no es responsabilidad mía); él no hace las acciones y al no hacerlas está obligando a que ella las haga. Dentro de esta categoría está:
        Hacerse el tonto, pone excusas tales como: “No me di cuenta”, “Quiero cambiar, pero los hombres somos así”, “No tengo tiempo para ocuparme de los niños”, “No puedo controlarme”, “¿para qué quieres que cambie si así me siento bien?”. Podemos identificar otras del tipo “esas son cosas de mujeres” o “yo soy bien hombre”.
         Impericias y olvidos selectivos, como impericias encontramos el hecho de que los hombres se declaren inexpertos en cuestiones domésticas (no saben utilizar la cocina, la lavadora, etc.). Los olvidos colectivos son aquellos que se olviden intencionalmente (olvidar la cita del médico para los niños, no comprar los alimentos, o regalos, etc.).
         Comparaciones ventajosas,  los varones dicen “hay hombres peores que yo”, entonces la mujer no debería quejarse.
         Seudoimplicación doméstica, los hombres hacen el papel de “ayudantes”, escogiendo solo las tareas más fáciles.
         Minusvaloración de los propios errores, mientras que la mujer disculpa los errores y disculpas del hombre a la hora de las actividades domésticas este no puede aceptar margen de error alguno. Tachando a la mujer de inadecuada o exagerada.
Micromachismo de crisis:
 Utilizados por el hombre cuando este empieza a perder control sobre la mujer (cuando ella cambia de actitud, o él ha perdido el empleo y ya no es una fuente de ingreso), son medidas un poco extremas para que la mujer no se vuelva autónoma. El hombre al sentirse perjudicado intensifica los mM antes mencionados con el fin de restablecer su autoridad. Dentro de esta categoría podemos encontrar los siguientes:
-           Hipercontrol, los hombres deben mantener a la mujer ocupada con distintas actividad, por el temor de que la mujer asuma que también tiene poder y lo inferiorice.
-           Seudoapoyo, el hombre promete a la mujer que la ayudará con lo doméstico sin embargo nunca cumple.
-           Resistencia pasiva y distanciamiento, falta de apoyo, conexión (intimidad), conducta al acecho (sin haber tomado la iniciativa dice: “yo lo hubiera hecho mejor”), amenaza o se va con una mujer “más comprensiva”.
-          Rehuir la crítica y la negociación, esto se utiliza cuando la mujer empieza a cansarse de las actitudes del varón, este, a su vez, la culpa a ella: “¡es tu problema!”, “todo estaría bien si no hubieses cambiado”.
-           Promesas y hacer méritos, se da cuando el hombre siente que va a perder a la mujer. Por retenerla modifican su conducta: se ponen románticos, más atentos con ellas, hacen cambios superficiales, reconocen sus errores, etc. hasta que la mujer lo perdona.
-           Victimismo, es cuando el hombre de hace la víctima ante los cambios y “locuras” de la mujer, y acepta (de mala gana) cambiar de actitudes. Cuando no ven satisfacción por la mujer ante sus “intento de cambio” suelen decir: “a ti nada de conforma”.
-           Darse tiempo, este recurso lo utiliza el hombre una vez que la mujer le ha dado el ultimátum. Él trata de ganar tiempo, diciendo cosas como: “ya veremos”, “ya hablaremos”, “voy a pensarlo” o, finalmente, aceptan terapia de pareja pero tratan de postergar las citas todo lo que puedan.
-           Dar lástima,  el hombre busca que la mujer sienta pena por él y ceda. En esta categoría podemos encontrar cosas como: autolesiones, amenazas de suicidio, adicciones, etc. Todo esto con el fin de que la mujer entienda que sin ella el acabará muy mal.

CAPÍTULO II PREVENCIÓN Y ESTRATEGIAS
2.2. Estrategias para terminar con la violencia masculina
Cuestionar la violencia de los hombres requiere de una respuesta articulada que incluya:
- Desafiar y desmantelar las estructuras de poder y privilegios de los hombres y poner fin al permiso cultural y social hacia los actos de violencia. Si aquí es donde la violencia empieza, no podemos erradicarla sin el apoyo de mujeres y hombres al feminismo y a las reformas y transformaciones sociales, políticas, legales y culturales que ello implica.
- Redefinir la masculinidad o, más bien desmantelar las estructuras psíquicas y sociales de género que traen consigo tal peligro. La paradoja del patriarcado es el dolor, la ira, la frustración, el aislamiento y el temor de la mitad de la especie, a la cual le son dados un poder relativo y privilegios.
- Organizar e involucrar a los hombres para que trabajen en cooperación con las mujeres a fin de dar una nueva forma a la organización de género de la sociedad, en particular nuestras instituciones y las relaciones a través de las cuales criamos niños y niñas. Esto requiere de un énfasis mucho mayor en la importancia de los hombres como sustentadores emocionales y cuidadores, plenamente involucrados en la crianza infantil en formas positivas y libres de violencia.
- Trabajar con hombres que ejercen violencia de una forma que simultáneamente cuestione sus percepciones y privilegios patriarcales y llegue a ellos con respeto y compasión. No es necesario que nos guste lo que han hecho para actuar con empatía hacia ellos y sentir horror por los factores que han llevado a un niño a convertirse en un hombre que a veces hace cosas terribles. A través de tal respeto, estos hombres pueden, de hecho, encontrar el espacio para cuestionarse a sí mismos y unos a otros. De lo contrario, el intento por llegar a ellos sólo alimentará sus inseguridades como hombres para quienes la violencia ha sido su compensación tradicional.
2.1. Prevención de violencia masculina

































REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Ramirez, M. Hombres violentos 

Ruiz, C & Blanco, P. La violencia contra las mujeres

Leal, D. Convivir en igualdad

Kaufman, M. (1999) Las siete P's de la violencia de los hombres
Recuperado de: http://www.michaelkaufman.com/wp-content/uploads/2009/01/kaufman-las-siete-ps-de-la-violencia-de-los-hombres-spanish.pdf

Klineberg, O. Psicología Social 2da edición (1969) cfe 

Galtung, J. (1998). Tras la violencia 3R: reconstrucción reconciliación, resolución, afrontando los efectos visibles e invisibles de la guerra y la violencia. Bilbao: bakeaz
Corsi, J. (1995). Violencia masculina en la pareja. Barcelona: Paidós
Bonino, L. (1991). Varones y abuso doméstico, P. Sanromán, Salud mental y ley, Madrid, AEN,.



[1] Galtung, Johan (1995) Investigaciones teóricas. Sociedad y Cultura contemporáneas. Madrid: Tecnos
[2] Galtung, Johan. (2003). Tras la violencia, 3R: reconstrucción, reconciliación, resolución. Afrontando los efectos visibles e invisibles de la guerra y la violencia. Gernika: Bakeaz
[3] Kaufman, M. (1999) Las siete P's de la violencia de los hombres